jueves, 29 de noviembre de 2007

Cosas que pasan cuando haces una dieta 0 azúcar / 0 harina

Como ya les conté (en cada post lo menciono), estoy haciendo una dieta cero azúcar cero harina, y no por propia iniciativa como cuando uno hace la dieta del agua, la dieta de la luna, la dieta del yin y el yan, la dieta de Gisella y hasta la dieta del caballo o la dieta del lagarto, NO, sino que me la ha mandado el nutricionista del gimnasio porque estoy en plan de conseguir cintura sí o sí, aunque para eso tenga que rebanarme 10 centímetros de rollo, por cada lado.

Esta dieta no tiene nada del otro mundo, se trata más bien de dejar de consumir azúcar o limitar su consumo al mínimo, igual que con la harina, lo cual ya es un poco más tranca porque como que andamos muy acostumbrados a comer pan porque sí, igual que con el arroz, que para el caso no sé si me lo prohiben o no pero yo no lo consumo desde hace más de dos años porque me infla la panza.

Lo único de azúcar que consumo de lunes a viernes son las dos cucharaditas que le zampo a la proteína para endulzarla un poquito cada vez que regreso a casa del gimnasio, y las dos cucharitas más que le zampo a la taza de leche que tomo antes de ir a dormir. Y lo único con harina que se me está permitido con las cuatro rebanadas de pan integral que me empujo con queso fresco a media mañana. Después de eso, cualquier extra es pecado.

Cuando uno hace una dieta como esta, es lógico sentir deseos casi lujuriosos por un pastelito Marinela (entiéndase Pingüinos), sin embargo creo que mis ganas de tener cintura son más fuertes que las de necesidad de endorfinas generadas por los pastelitos Marinela, porque de verdad es que no pienso mucho en ellos y cuando se me viene la imagen a la mente tampoco me entran las ganas locas de ir a la tienda a comprar varios (hasta tres) y empujármelos en una sola sentada.

Sin embargo, hoy descubrí que siento un placer infinito al saborear el dulcecito del dentífrico al lavarme los dientes.

Sé que la dieta no es tan extricta, y que tengo los fines de semana para darme algun gusto, pero... tal parece que le he perdido un poco el gusto a los dulces. Con este calor asqueroso que hace últimamente (adoro el sol y la playa, pero odio el sudor) da ganas de empujarse una tonelada de helados todos los días, bueno... me daba ganas, ahora ya no. Sólo espero no llegar a sentir náuseas por los dulces. Por lo menos hasta que regrese la China de su viaje a Japón y nos peguemos una encerrona en Laritza a punta de semifreddo. Después de eso podré declararme en contra de los dulces.

Con el pan no tengo mucho problema, no es que se me antoje un pan con mantequilla (el cual ha sido desterrado de mi vida hace mucho tiempo), o una pizza, o qué sé yo, digamos que puedo vivir sin eso.

¿En qué terminará esta telenovela? Esperemos ver el desenlace a finales de diciembre, y por favor deséenme mucha suerte.


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1 comentarios:

elsymaldo dijo...

Gracias por tu aporte me sirve mucho eso de que prefiero tener mejor cintura que Pinguino YES!!!!