jueves, 21 de agosto de 2008

Asumiendo

Me encuentro en una etapa en la que debo tomar ciertas decisiones, para lo cual debo asumir ciertas realidades que me resistía a aceptar.

A estas alturas es necesario dejar un poco de lado mi mundo de cuentos de hadas interior y ver lo que realmente hay ahí afuera, para mirar hacia un futuro construido a base de datos reales.

Lo primero que voy a aceptar como la cruda realidad es el hecho de tener un cuerpo cuadrado. Sí, soy un ser humano cuadrado, o sea sin cintura, flaco pero cuadrado pues. Mi cintura no baja de los 80 cm, y es porque así es mi contextura, así que ya no me preocuparé más por intentar tener una cintura de 60 cm, es algo que nunca obtendré por medio del gym y de las dietas, quizá sí con cirujías y liposucciones, pero no pienso gastar mi plata en eso.

Eso no quiere decir que me voy a olvidar para siempre del gym y las dietas, NO. Simplemente no me preocuparé más por reducir la cintura. Debo más bien preocuparme por mantener la panza plana (lo cual es mi orgullo) y enfocar mis esfuerzos en marcar bien marcados los abdominales. En cuanto a las dietas, no volveré a pasar hambre, pero tampoco me descuidaré. Hoy tengo evaluación nutricional en el gym, seguramente me ha subido el porcentaje de grasa corporal por estar comiendo harina y azúcar a manera de protesta por haber bajado tanto de peso, pero haré todo lo posible por seguir mi nueva dieta al pie de la letra.

Parece mentira, pero es que asumiendo cosas tan ridículas como estas es que uno se libera de cargas tan pesadas que lo asfixian y no lo dejan vivir.

Ahora me siento mejor.

Compartiré con ustedes la siguiente realidad que asuma :)

1 comentarios:

Darwin dijo...

Luego que mi metro cincuenta y nueve soportara 70 kilos decidí dar un cambio radical: adelgazar. Fueron varios meses de sangre, sudor y lágrimas. Batallando conmigo mismo. Diciéndome a mi mismo todos los días que sí valía la pena. Que no era una frivolidad. Durante ese tiempo aprendí muchas cosas, la más importante fue creer en mi mismo. No tengo el cuerpo de Van Dame (o como xuxa se escriba) ni quiero tenerlo. Simplemente quiero ser yo. Las dietas son un tormento, eso sí, pero también hay que aprender a controlarlas.