martes, 3 de julio de 2007

¿Por qué voy al gimnasio?


Tengo mil razones para ir al gimnasio y hasta ahora ninguna me convence. La gente me pregunta si es que me gusta el deporte y todo eso, y yo siempre respondo que no, que preferiría estar aplastado frente a la tele comiendo Doritos, entonces la gente que me preguntó eso se rompe la cabeza y no me entiende y yo tengo que dar la eterna explicación que tampoco nadie entiende: “voy al gimnasio para bajar la guata”, y ahí sí que quemaron porque me miran de arriba abajo y me dicen ya con cierto fastidio y principios de histeria: “pero si no tienes nada de guata!!!” y pues guata chelera no tengo, pero aún hay un ligero rollo de grasa que debe desaparecer a punta de dietas y sin descuidar las abdominales, porque una panza flácida se convierte en guata chelera en un par de fines de semana en los bares de Miraflores, pero es justo cuando escucho el comentario anterior que tengo que salir con algo más convincente, científicamente hablando, y ahí suelo decir algo que nadie se lo cree pero que los deja ya sin ánimos de seguir preguntando: “voy al gimnasio por salud” (plop!). Nadie va al gimnasio por salud, eso es mentira!!! OK… nadie de mi edad va al gimnasio por salud, eso es mentira!!! No puedo decirle a mi vieja que voy al gimnasio porque quiero estar bien rico y provocar a que todo el mundo quiera revolcarse conmigo, por ejemplo.

Como sea, ir al gimnasio es un verdadero sacrificio.

No solamente se trata de sacarse la mierda con las máquinas y sudar como chancho, sino que también viene una serie de restricciones que le quitan todo lo bonito a la vida, restricciones como las dietas, los horarios, etc.

Ya que hablábamos de Doritos… ¿tienes idea desde hace cuánto no me empujo una bolsa de a kilo? Hace AÑOS!!!

Ir al gimnasio es, por ejemplo, pasar por la pastelería y ver una de esas tortas con su decorado hipnótico que te dice “CÓMEME!” y tener que pasar de largo, recordando tiempos aquellos en que pasabas por la pastelería y veías una de esas tortas con su decorado hipnótico que te decía “CÓMEME!” y tenías que pasar de largo porque no tenías ni un sol en el bolsillo.

Si hablamos solamente de tiempo:
  • Ir al gimnasio es pasar menos tiempo prostituyéndome en la red.
  • Ir al gimnasio es pasar menos tiempo enviciado con la PSP jugando Puzzle Quest.
  • Ir al gimnasio es pasar menos tiempo prendido de la tele viendo la serie de culto del momento.
Y ya llevo bastante tiempo yendo al gimnasio…

Y solo quiero escuchar que alguien me diga: “oye JuanCa, qué bien estás!”

1 comentarios:

MIK dijo...

oye webas yo te he dicho miles de veces q te ves bien, recuerdas cuando halagaba tu trasero despues de que te compraste un pantalon al cuete 3 tallas menos? jaja
por cierto, hay prostitucion virtual? ni enterado jeje