sábado, 5 de mayo de 2007

Qué miedo!

No quiero recurrir a la piratería en este blog, pero es que encontré en la web una historia de lo más creepy que quiero compartir con ustedes.

Pueden ver la historia completa pulsando aquí. La extraje del site de Kruela, espero que lo actualice pronto porque las historias están muy buenas.

Los dejo entonces y muéranse de miedo!

[...] Resulta que mi familia tiene un negocio, es un cibercafé, que es como ustedes saben, un lugar abierto al público donde se alquilan computadoras para que la gente pueda navegar por internet. El horario de atención es de 9:00 am hasta las 11:30 pm, sin embargo ese día yo estaba solo en mi casa ya que mi familia se había ido a un cumpleaños de uno de mis tíos, así que me quedé encargado del negocio familiar. En vista de que no estaba cansado ni tenía sueño, decidí no cerrar a la hora habitual sino quedarme de "amanecida", o sea atender toda la madrugada (nunca faltan noctámbulos que matan el tiempo chateando).

Esa noche no hubo nada fuera de lo común, salvo que desde las 12 am hasta las 2:30 am más o menos no llegó nadie, así que decidí cerrar el establecimiento. Justo cuando estaba cerrando las puertas llegón un hombre de unos 30 a 35 años, de cabello negro, excesivamente negro diría yo, piel muy blanca y bastante alto. Cuando lo ví quedé impresionado ya que vestía un traje blanquísimo y además era bien parecido. Tenía ojos negros (nunca había visto ojos tan negros como los de aquel señor) y una mirada bastante misteriosa. Me dijo:

- "Quisiera una máquina, por favor"

Como no estaba cansado decidí dejar abierto un rato más y le alquilé la máquina. No sé porqué, pero sentí miedo. El tipo no tenía la pinta de ser un malhechor ni nada por el estilo, pero me invadió un miedo que no sabía a que se debía. Debo decir que instantes después que entró mi único cliente el lugar fue invadido por un aroma a Iglesia (no encuentro otro término), como a lirios o jazmines, incluso se podría decir que a cementerio.

A eso de las 3:15 mas o menos el joven se levantó y se produjo entre nosotros el siguiente diálogo:

- "Sabe algo amigo, ya que usted trabaja aquí sabrá algo de computadoras ¿no?"
- Bueno, lo elemental como para reparar un máquina si se me malogra ahora mismo.
- "Por favor, tengo que entregar mañana un trabajo de suma urgencia pero mi PC se ha estropeado ¿podría ir a verla?"
- Claro déjeme su dirección e iré mañana por la mañana. - "No, tenemos que ir ahora mismo"

Esto lo dijo con tal ímpetu que me asusté. Todo este rato el no había dejado de mirarme a los ojos de una manera como si quisiera dominarme. Era tarde, yo no habría tenido ningún inconveniente en ir, me considero un tipo temerario (en parte por tener licencia para portar armas y llevar siempre conmigo una Beretta). Pero sentí mucho miedo.

- Lo siento, señor, pero ahora mismo me es imposible.

Me miró pofundamente mientras le temblaba la boca, como alguien que estaba muy enojado y a punto de estallar. Instintivamente llevé mi mano a mi bolsillo trasero para sacar el arma, cuando me dijo:

- "Ya nos veremos y vendrás conmigo"

Dicho esto, se dirigió a la puerta, la empujó y se marchó. Yo caí derrumbado sobre la silla, mientras el olor a iglesia (o a cementerio) se disipaba. Pensaba en esa experiencia tan extraña y sobre todo en eso de "Ya nos veremos y vendrás conmigo". ¿Qué era eso? Me sentí mareado, y me dispuse a cerrar. En eso llegó el guardia de seguridad de la cuadra, un tipo que anda en su bicicleta por la madrugada atento a cualquier movimiento extraño, es el típico guardia de seguridad. Fue cuando me dijo:

- Oye Wilder ¿qué señora tan extraña no?
- ¿Qué señora, Pepe? La verdad es que he estado aquí y no me he percatado de lo que pasó en la calle pero cuéntame.
- ¿Cuál calle? Te estoy hablando de la señora que entró aquí y acaba de salir como hace unos 5 minutos.

Un escalofrío recorrió mi cuello. Al cibercafé sólo había entrado el joven extraño, no señora alguna, entonces le conté lo que me había pasado. Cuando terminé él se santiguó y me contó lo que vió.

Mientras hacía su ronda frente a mi negocio, vió que se dirigía a pasos muy lentos una señora de aproximadamente unos 70 años, vestida toda de negro que parecía flotar, ya que no podía ver sus pies, y el faldón que llevaba no se movía. No le pudo ver la cara porque llevaba sus manos como si estuviera orando. Pensó en acercársele para ofrecerle su ayuda o al menos saber qué hacía por ahí a esas horas cuando algo lo detuvo. Fue como un presentimiento. La vió tocar mi puerta, me vió abrirle y hacerla pasar. Se quedó intrigado por el hecho, así que decidió quedarse a mirar qué pasaba. Cuando ya se iba a ir porque se estaba aburriendo y no parecía haber nada extraño salió la señora, del mismo modo como entró. La señora dobló la esquina y él la siguió, sin embargo cuando el dobló la esquina no vió a nadie. Supuso que debió entrar a alguna casa, sin embargo no conocía a ninguna vecina de esas características, por lo que decidió venir a preguntarme y pasó lo que ya les conté.

No sé qué pudo haber sido. Yo estaba en mis cinco sentidos lo mismo que el guardián. Además el hecho de que él vió a una señora mientras yo vi a un hombre es demasiado extraño. Nunca lo comenté con nadie hasta ahora que encontré esta página donde espero, Kruela, me puedas decir algo acerca de esto. Perdón por extenderme tanto, pero trato de describir el ambiente y todo lo que sentí pero aún así me he quedado corto. [...]

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