Me queda exactamente una semana antes de largarme.
Es increible pero resulta que el tiempo queda corto para hacer todo lo
que quiero hacer antes de irme, todo lo que tengo que terminar, todo
lo que quice comenzar pero nunca tuve suficientes ganas de comenzar,
todo lo que quice decir pero no tuve el suficiente valor para decirlo,
todo lo que intenté vivir pero no tuve los medios suficientes para
vivirlo... y así ad infinitum con todas las cosas que quedaron a medio
hacer en estos largos treinta años.
Los treinta... siempre supe que vendría algo mejor a esta edad, sea
bueno o sea malo estoy seguro que será mejor. Al menos ya dejé atrás
la etapa de querer suicidarme al llegar a los treinta, ahora me doy
cuenta que no es tan malo como lo imaginaba, aún sigo siendo yo, el
niño encerrado en cuerpo de adulto que se resiste a madurar y
amargarse la vida, el mismo niño que se aburre con los noticieros y la
sección de política del diario, el mismo niño que prefiere pasar
horas sentado frente a los videojuegos en vez de leer un libro, el
mismo niño que cree en la Tierra del Nunca Jamás donde se es
eternamente niño. El mismo niño, que después de treinta años
aprendió a duras penas, a costa de su inocencia y felicidad, que la
vida es una gran mierda inevitable, un juego perverso en el que todos
somos perdedores pero aún así es imposible dejar de lanzar los dados
del sufrimiento y continuar hasta el final con la esperanza de vencer
un premio póstumo que estoy casi, un 99% seguro que no existe... la
más grande de las estafas. Pues ese niño aprendió también que en
este juego de maldad es posible sobrevivir alimentándose de migajas de
felicidad, muy difíciles de encontrar pero suficientemente
gratificantes como para que valga la pena ir en su eterna búsqueda.
Todos en casa están a la expectativa, aún no saben exactamente
cuándo me voy, y es mejor que no lo sepan hasta la víspera, quiero
evitarme dramas innecesarios, quiero evitarme despedidas emotivas,
solo quiero irme y ya, se acabó, solo fui un mal sueño.
He esperado este momento bien podría decir que casi toda mi vida,
imaginaba que llegaría como una revelación bíblica, como la
liberacíon de la esclavitud a manos de Moisés, que sería el día
más feliz de mi vida, sin embargo me dan ataques de nostalgia cada vez
que fijo la mirada en algún objeto de mi habitación, es como si
dejara un pedacito de mi alma en cada cosa que estoy dejando. Y me
pregunto si cuando ya no esté aquí cobrarán vida y se pondrán a
bailar como en Fantasia.
Creo que este es CASI el final, no falta CASI nada, salvo un último
post para llegar a los 200. Después vendrá un nuevo drama, en otros
escenarios, con diferente elenco.
Gracias por tomarte el tiempo de leerme.
Si leíste los 199 posts de este blog sin haber sentido náusea eres el
Hombre de Hojalata, no tienes corazón, estás preparado para vivir en
Lima.
Si leíste los 199 posts de este blog y sentiste náusea, eres un
maldito sadomasoquista, no solo estás preparado para vivir en Lima,
sino también para intentar ser feliz aquí, porque encuentras placer
en el sufrimiento.
Si leíste los 199 posts de este blog y te sentiste identificado con el
autor, eres un ente maligno posesionado de un fan de Kafka y Edgar
Allan Poe.
Pero no te preocupes, seas lo que seas eres parte de este mundo y
alguna función has de desempeñar.
Inviato da iPhone