jueves, 13 de noviembre de 2008

El peor día de mi vida :(

Una historia de terror ocurrida en la Clínica San Gabriel

Advertencia: esta entrada es apta sólo para mayores de 29 y con compañía de sus padres

Ayer por la tarde, luego de aguantar desde el lunes un dolor insoportable a la hora de mear, decidí ir al médico para que me dijera qué diablos me estaba pasando y me recetara la droga más potente que existiera para calmar el dolor.

Sí, yo también pensé lo mismo al principio, por eso coloqué en la barra de búsqueda de Google "its", o sea, infecciones de transmisión sexual. Tuve la ligera sospecha de que un finde tan movido habría podido traer consecuencias. Repasé la lista de síntomas de cada una, y me quedé sólo con dos a los cuales aplicaba con un par de coincidencias, pero faltaban las más comunes y quizá aún no se habían presentado.

También pregunté a mis amigos por messenger, quizá a alguno le habría pasado lo mismo antes y sabría el procedimiento a seguir, pero no hubo éxito, no tengo amigos tan promiscuos.

No me quedaba de otra, así que pedí a la secretaria una solicitud de atención médica de la EPS, y saliendo del trabajo me fui directo a la Clínica San Gabriel.

En Admisión pedí atenderme con el urólogo de turno, la encargada llenó unas fichas con mis datos del seguro y me pidió cancelar la consulta, y como nunca cargo efectivo tuve que pasar mi credimás. Me envió al segundo piso con un fajo de documentos y facturas, los cuales entregué a la recepcionista del área, una tal Liliana R. La señorita me pidió tomar asiento y esperar a que suban mi historia clínica para que pueda pasar a la consulta, así que me senté a ver El Chavo Del Ocho.

Al principio, durante la espera, imaginaba lo que me diría el médico, seguramente me daría una reprimenda por vivir tan alocadamente, pero en el fondo le encontraba cierta satisfacción, es que haber pasado por una ITS (y sobrevivido) es como tener un trofeo de guerra.

No había nadie más esperando consulta con el urólogo, así que todo sería rápido y podría llegar a casa temprano. Salió el doctor y llamó a un tal Carlos Carreño. Tal señor no se encontraba y al parecer el doc no tenía más historias clínicas. Veinte minutos después volvió a llamar a Carreño pero el señor aparentemente estaba en cualquier otro sitio menos en la clínica.

Me acerqué donde la tal Liliana R. a pedirle que revise las historias clínicas, porque era probable que se hubiera equivocado, pero me mandó a sentar aduciendo que el médico tenía un procedimiento muy bien estructurado para atender a sus pacientes y que no me quedaba otra más que esperar a que me llame.

Pasó una hora y el médico seguía encerrado en su consultorio, así que me acerqué de nuevo donde Liliana R., esta vez con más impaciencia en el rostro, y le pedí encarecidamente que me confirmara que el médico tenía en sus manos mi historia clínica. Me pidió que le dijera mis apellidos y me prometió que se cercioraría inmediatamente, ya que tenía que entregarle más historias clínicas al doctor.

Minutos después, el médico llamó por tercera vez a Carreño, luego a una tal Gil que tampoco estaba y por último a una mujer que estaba conversando con unos ancianos a quienes no conocía. Qué maldita costumbre la de hacer conversación con extraños en salas de espera, por diez minutos se convierten en tus mejores amigos y una vez que los atienden ya no te conocen y se largan sin despedirse. Odio a la gente así.

Al rato apareció la señora Gil, quiene fue atendida inmediatamente por el médico. Pensé que ya llegaría mi turno, pero dos horas después, es decir, a las 8pm, el médico salió del consultorio, cerró su puerta y entregó la carpeta con la historia clínica de Carreño a Liliana R. Pensé que se iría a la cafetería por un refrigerio, así que le pregunté a Liliana R. si es que el médico iba a regresar.

Me dijo que no, que ya se había ido a su casa y que yo tenía la culpa por no haber estado en mi sitio, que seguramente el médico me estuvo llamando y yo no me había enterado.

Fue entonces cuando mi sangre empezó a hervir y mis ojos se tornaron rojos, me salieron pústulas por toda la cara y cuernos en la sien. Sentí tanto odio y se lo demostré de una forma irreproducible por este medio. Ella no sabía qué hacer, quería librarse de la culpa a toda costa y empezó a formular excusas disparatadas con tan de salir del apuro, como: "veré si su historia está en el consultorio, si está es porque só lo han llamado", o: "no sé qué ha pasado, ¿está seguro que me entregó todas las fichas y la factura?". Por supuesto que no le iba a dejar salirse con la suya, así que le adjudiqué la entera culpa de que el médico no hubiera recibido mi historia clínica, y le ordené buscar bien entre sus papeles. Entonces la encontró. y me llevó más el diablo cuando pronunció la frase mágica: "disculpe señor, ha habido un error con las historias, ¿sería tan amable de volver mañana?".

Le dije desde la A hasta la Z.

Asustada, llamó a las demás recepcionistas para averiguar si había algún otro urólogo que pudiera atenderme, pero no tuvo suerte. Tampoco había un especialista en emergencias, pero accedí a pasar por ahí para que me recetaran algo que me calmara el dolor de una buena vez. Llamó a emergencias para que me separen un turno mientras me devolvían el dinero de la consulta en la caja.

En emergencias me tocó esperar una hora más, en ese entonces eran las 9:30pm. El médico que me atendió me dijo que, efectivamente, no se trataba de una ITS, o al menos no de una infección urinaria, pero que era necesario descartar la sospecha mediante un examen de orina.

Hice lo que tenía que hacer y esperé desesperadamente en mi tópico nº 5 durante una hora más, hasta que ya no aguanté el aburrimiento y salí a preguntarle al médico sobre mis resultados. Según el análisis, todas las pruebas resultaban negativas, así que no tenía ningún tipo de infección urinaria. Me explicó que el dolor podría deberse a traumatismos internos de la vía urinaria. Por un momento pensé: "esto me pasa por dármelas de actor porno". Me recetó unas pastillas para calmar el dolor y listo, a reclamarlas en la farmacia y pasar por caja. Tomé inmediatamente una pastilla y me embarqué en un taxi.

Llegué a casa a las 10:30pm, cansado, sudado, asqueroso, pero tranquilo por el diagnóstico del médico.

En la mañana me volvió a doler al mear, peor que antes. Estuve a punto de quedarme en casa e ir directamente a la consuta con el urólogo, pero como tengo complejo de superman cogí mis cosas y me largué a trabajar.

Hoy en la mañana, sólo por curiosidad se me ocurrió investigar en internet para qué servía la pastilla que me habían recetado: fenazopiridina. Obviamente para aliviarme el dolor.

PERO!!!

Las pastillas que recibí de la farmacia tenían un nombre diferente al que me habían recetado: isoniazida, ¡para el tratamiento de la tuberculosis!

Llamé inmediatamente a la clínica para reclamar. Me aseguraron que no me iba a pasar nada malo por haberme empujado ya dos pastillas de isoniazida, pero que debería regresar a a farmacia para cambiarlas. Y es justo lo que haré saliendo del gym. Por mientras, compré un par en BTL y el efecto ha sido casi inmediato: al menos ya no duele al mear.

Ah, y ahora meo de color naranja.

(con esto quedará claro el por qué del nombre del blog, ¿no?)

martes, 11 de noviembre de 2008

Compra MONO, compra ya!!!

Mi amiga la China está vendiendo chuches de fieltro marca MONO, o sea, su propia marca pes. Aquí les pongo algunas fotos de los que me parecieron los "más mejores":


chánguchede


muñeca de trapo


fender stratocaster


el oso



broche pingüino


careconejo



Entonces, ustedes preguntarán: "¿y para qué sirven los chuches MONO?" y yo les responderé: "sirven para ser un poquito más feliz y vivir de forma más civilizada", porque si no tienes MONO no eres nadie. Así es que, si quieres ser lo "más mejors" de lo "más mejors", si quieres que la gente te mire con deseo o simplemente eres una bruja que quiere despertar la envidia de viles mortales, compra MONO ya!!!

¿Dónde comprar
MONO? No sé. Es que la China no me ha dado permiso para publicar su número de celular como si fuera una vulgar kinesióloga, así que si te interesa comprar MONO, me haces un comentario y yo te contacto con la China pues, ¿sale?

sábado, 8 de noviembre de 2008

En mi juventud

Hace un rato sonaba en la radio "Las torres" de Los Nosequién y Los Nosecuántos, y la secretaria me preguntó de qué año era esa canción. Le dije que era de los 90's, pero que no estaba seguro de qué año.

Inmediatamente después me preguntó: "¿Y tú, en tu juventud, has sido un chico rebelde?"

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En este momento estoy pensando de qué forma eliminarla para que parezca un accidente.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Use cubiertos... pero no se los lleve!!!

Hoy en el comedor de la empresa encontré un aviso pegado en la pared que decía así:


LOS CUBIERTOS SON DE LA
PROPIEDAD DEL COMEDOR
(NO SE LOS LLEVE A CASA)


Increíble.